jueves, 14 de octubre de 2010

¿Seguimos por la misma senda o cambiamos de rumbo?


Podemos definir verguenza como el desconcierto que se siente ante los demás al cometer una falta o al hacer algo que se considera ridículo o humillante, y la verguenza ajena es aquella que se siente  por la falta cometida por otra persona o por el ridículo ésta.

Actualmente muchas personas se esfuerzan constantemente para obtener un título universitario para el día de mañana ejercer una profesión, incluidos los futuros comunicadores.

Sin embargo, es vergonzoso como personas que no hayan terminado sus estudios o ni siquiera hayan pasado por un aula universitaria estén trabajando en los medios y estén quitándole el sustento a los verdaderos profesionales. Esto sucede por la amistad de la persona a contratar con el jefe del medio o por la simpatía que tiene esta persona con algún empleado del mismo. 

Así mismo, lo es cuando se fundamentan preguntas que son muy obvias. Prueba de ello es cuando sucede un accidente y el sujeto involucrado queda atrapado en el auto o cuando a una persona se le muere algún ser querido y el periodista realiza la típica pregunta : ¿Cómo se siente?, ya que ante una situación como estas se deduce que la persona se va sentir afectada emocionalmente.

También lo es el publicar una nota sin verificar las distintas fuentes informativas y que estas no posean credibilidad o sacar a la luz una publicación con informaión de una sola fuente  sin ver las dos caras de la moneda.

Otro elemento penoso de la profesión es cuando hacen de ella un negocio y sólo les interesa el dinero la ejercen con pasión ni dedicación.

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